Desde la terraza los veo, allí están, golpeando las puertas
de madera de mi casa de montaña, quien lo iba a decir que al final llegarían
tantos, menos mal que esas puertas no las derribaran, ya me encargue de poner
todos los pestillos y unas maderas que encontré como refuerzo, tampoco son
tantos, aunque nunca había mas de dos o tres dando vueltas por aquí. Son 8,
desde luego, allí esta mi vecino de en frente, con la cara ensangrentada y esa
mirada perdida con sus brazos golpeando sin parar, mi vecino de toda la vida
desde que vengo a la montaña de veraneo.
Hay siete mas que no reconozco, quizás vinieron hasta aquí
con la misma idea de refugiarse pero no tuvieron la misma suerte que nosotros,
que mas da, ya se irán, siempre se acaban yendo. Siempre pensé que este era el
lugar mas seguro donde podríamos estar, y no me he equivocado, para llegar
hasta aquí se tienen que subir 20 km de cuesta empinada, cuando en coche se
necesita cambiar a segunda en muchos tramos sino el coche se cala. El problema
es que muchos pensaron igual que nosotros y puede que demasiados ya sean uno de
ellos.
Hay que ver como son las cosas, desde niño, siempre tenia el
mismo sueño, que se repetía noche tras noche y curiosamente, también estaba en
esta misma casa, y yo debía tener, no se, 14 años, 13?.. Mi sueño siempre era
el mismo, era de noche y estaba al final de la cuesta que hablaba antes, desde
donde se tiene una gran visibilidad incluyendo gran parte de la carretera y en
el horizonte el rio, y mas al fondo, en un día claro, el mar.
Allí estaba yo, de noche y viendo unas pequeñas luces en
fila india que venían desde lo más lejano que se pueda imaginar, tan solo se
distinguían si mirabas fijamente hacia la zona en concreto. Pero en unos segundos
en que me dedicaba a pensar en que eran
y que podía ser, mirando hacia otro lado o incluso el reloj, cuando volvía a
mirar, esas lucecitas ya se veían más grandes y se habían acercado mucho más.
Esto se repetía cada vez que me distraía con otra cosa. Llegó un momento en que
esas luces se transformaron en figuras de personas portando una especie de
antorcha…
- Papa?
- Si Laia? Qué quieres?
- Quien son estas personas?
- Son personas malas Laia, por eso no salimos a fuera y
estamos en casa cielo.
Nos os la he presentado, esta es mi hija Laia, que tiene
apenas 3 años y también esta mi mujer Zenaida. Como imaginareis, esta extrañada
de por que esas cosas están golpeando los portones de madera de la casa y no
hacemos nada para que paren. Bueno, se va a jugar con la muñeca, sigo contando…
Como, decía, las luces eran personas con antorchas en la
mano, que subían lentamente por la cuesta, pero que solo avanzaban como si
volaran cuando yo no los observaba. Y allí empezó el pánico, en minutos, habían
recorrido 15km sin apenas pestañear y sabía que con dos despistes más llegaban
a donde estaba yo. Así que preso del miedo, me fui de allí rápidamente, y
aparecí en las puertas de mi casa. En nada, ya los veía allí mismo, a 500m de
mi posición avanzando lentamente, como si pudieran tardar 1h en recorrer esa
distancia. Pude alcanzar a ver la cara del primero de la fila con una especie
de sudadera con capucha que le cubría todo el cuerpo, pero lo que mas me
estremeció es no verle la cara y tan solo distinguir unos ojos rojos, como si
fueran bombillas tenues a punto de apagarse.
Volví a correr hasta estar dentro de mi casa y aquellos
seres aprovecharon mi despiste para llegar a las puertas (como ahora mismo),
desde allí, desde la ventana del piso superior, pude verlos claramente,
parecían un montón de monjes con antorchas y sudaderas, pero con cara de
muertos, desfigurados como si alguien les hubiera quemado la cara…incluso hubo
uno que se me quedo mirando fijamente, recuerdo su mirada como si fuera ahora
mismo, sus ojos mirándome con rabia, pero cuando mas pánico me entraba…zas! me
despertaba sudando en plena noche. Esto me paso tantas veces, que me es
imposible no recordar todos los detalles de ese sueño día tras día.
Podemos decir que es una premonición? Soy clarividente?
Puede que si, o puede que no, por que, la verdad, tal como empezó todo esto,
nadie hubiera dado un duro por una historia semejante.
Estoy cansado, desde ayer por la tarde que estos podridos no
paran de armar jaleo con mis puertas, no hemos podido dormir nada, menos mal
que aquí el agua es de cisterna y aun la tenemos a la mitad. También hay fruta
que hemos ido recolectando como moras, ciruelas y he plantado ajos, cebollas y
patatas que algún día darán su fruto. Aunque no creo que estén mucho mas,
seguro que mañana se van si no hacemos ningún ruido, la tele hace días que no emite
nada y aquí nunca se ha tenido internet,
ahora sin luz eléctrica. Menos mal del agua…
Yo siempre he sido un fan de las películas de zombis y los
libros de esta temática, antes eran de terror, o incluso ciencia ficción, aquí
tengo un manual de supervivencia zombi que he leído ya varias veces. Realmente
ha ido muy bien y ha sido de gran ayuda, aunque al comenzar todo, nadie sabía
lo que podía llegar a ocurrir.
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